El sexto chakra se llama Ajna. Está situado en el punto del entrecejo y también se le llama «el tercer ojo». Abre la puerta hacia los sentidos internos conectándolos primero con tu ser inconsciente y gradualmente con tu ser superior. Equilibrado, este chakra produce una compresión instantánea de cualquier situación, más allá del pensamiento racional habitual. También produce sentimientos de justicia, caridad y amor consciente.
Cuando está desequilibrado, una persona sólo reconoce lo externo, el mundo de la materia, manifestando intolerancia con las ideas de los demás y gran distorsión de la realidad, especialmente en las relaciones interpersonales.
El sexto chakra representa el desarrollo de una consciencia que nos abre a una realidad trascendente o a una consciencia universal. Esta energía que pertenece a nuestros chakras superiores, es decir, a aquellos de naturaleza espiritual, colectiva y sutil, implica precisamente en el desarrollo de una percepción que deja de estar anclada en la razón individual. Nuestra mente no sólo es limitada porque es incapaz de ver una realidad superior, que es la verdadera naturaleza del ser, también es responsable de que vivamos en la ilusión de ser un cuerpo y una mente y en general un individuo separado de todo lo que existe.
Con el sexto chakra nos conectamos con la sabiduría de la totalidad y alcanzamos el estado de yoga, de unión con el universo que es nuestra verdad.