LABRADORITA

La labradorita es una piedra altamente mística y protectora portadora de luz. Eleva la consciencia y conecta con las energías universales. Esta piedra forma una barrera ante las energías negativas. Es una piedra de sabiduría esotérica que facilita la iniciación a los misterios de nuestra existencia. Permite acceder a nuestro propósito espiritual y eleva la consciencia. Estimula la intuición y los dones psíquicos, incluyendo el arte de saber elegir el «momento justo» trayendo mensajes de la mente inconsciente a la superficie para facilitar su comprensión.

Psicológicamente la labradorita disipa los miedos y las inseguridades limpiando los residuos psíquicos de anteriores decepciones. Fortalece la fe en el yo y la confianza en el universo.

La labradorita calma la mente hiperactiva y energiza la imaginación haciendo que surjan nuevas ideas. Aporta contemplación e introspección sintetizando el pensamiento intelectual como la sabiduría intuitiva es una excelente disipadora de ilusiones que va a la raíz del asunto y muestra la verdadera intención subyacente a los pensamientos y las acciones.

Esta piedra atrae a la superficie los recuerdos reprimidos del pasado. Es un compañero útil para atravesar los cambios que imparten fuerza y perseverancia.

Es una piedra de transformación.

ÁGATA

Las ágatas son piedras que sirven para asentar las energías y aportan equilibrio físico, emocional e intelectual. Ayudan a centrar y estabilizar la energía física. El ágata tiene el poder de armonizar el yin y el yang, las fuerzas positivas y negativas que mantienen al universo en su lugar. Es una piedra que calma y alivia, trabaja despacio pero aporta una gran fuerza. Sus múltiples capas pueden traer a la luz información oculta.

A nivel psicológico, el ágata facilita delicadamente la aceptación de uno mismo, fomentado la autoconfianza. Favorece el autoanálisis y la percepción de las circunstancias ocultas, trayendo a tu atención cualquier alteración que esté interfiriendo en tu bienestar.

Las ágatas potencian la función mental mejorando la concentración, la percepción y las habilidades analíticas dirigiéndote hacia soluciones prácticas. Emocionalmente sana la ira interna, fomentando el amor y el coraje para volver a empezar. Resulta útil para cualquier tipo de trauma emocional. Crea una sensación de seguridad disolviendo la tensión interna.

Espiritualmente el ágata eleva la conciencia y vincula con la conciencia colectiva. Anima la contemplación serena y la asimilación de las experiencias de vida conduciendo al crecimiento espiritual y a la estabilidad interna.

El ágata estabiliza el aura. Su efecto limpiador es poderoso y puesta cerca o encima del corazón cura las enfermedades emocionales que impiden la aceptación del amor. Situada sobre el abdomen, estimula el proceso digestivo y alivia la gastritis. Limpia el sistema linfático y el páncreas, fortalece los vasos sanguíneos y sana desórdenes de la piel.