EL ÁRBOL DE LA VIDA

El Árbol de la vida representa, en forma de ramas que se elevan y expanden al cielo, el nivel físico y espiritual de nuestra vida.

De la misma manera que muchísimos otros símbolos antiguos, el culto a este talismán procede de siglos atrás y ha estado representado en muchas culturas muy diferentes.

En la cultura celta, por ejemplo, los druidas creían que este árbol era la representación de Yggdrasil, la diosa celta en conexión con la tierra y el cielo. En el aspecto más esotérico el árbol de la vida podemos decir que significa recepción. Representa todas las enseñanzas espirituales que se han recibido y nos llevan a alcanzar un estado superior de conocimiento, especialmente del conocimiento del “YO”.

Este símbolo trabaja como un imán y atrae las energías positivas hacia el amuleto y hacia su portador. El árbol además intenta atraer pensamientos buenos y favorables, deseos, actitudes y acciones de la gente que se relaciona con el portador del amuleto.

GRANATE

El granate es una piedra muy energizante y regeneradora. Revitaliza, purifica y equilibra la energía aportando serenidad y pasión cuando es apropiado. Se dice que es capaz de avisar de un peligro que se aproxima y antiguamente se usaba como talismán protector. El granate es una de las piedras más hermosas, inspira amor y devoción. Equilibra el impulso sexual y alivia la desarmonía emocional. El granate rojo, en particular, estimula la elevación controlada de la energía kundalini y sustenta la potencia sexual. Es una piedra muy útil en tiempos de crisis, en situaciones en las que no parece haber salida, o cuando la vida se ha fragmentado o es traumática. Fortalece y activa el instinto de supervivencia, llevando coraje y esperanza a situaciones aparentemente desesperadas. Bajo su influencia la crisis se convierte en un reto por superar.

El granate tiene una fuerte vinculación con la glándula pituitaria y puede estimular la consciencia ampliada y el recuerdo de vidas pasadas.

Psicológicamente el granate afila tus percepciones de ti mismo y de los demás. Disuelve los patrones de conducta profundamente arraigados que ya no te sirven y permite superar la resistencia y el sabotaje inconsciente.

Mentalmente el granate ayuda a abandonar viejas ideas obsoletas y emocionalmente libera las inhibiciones y tabúes. Abre el corazón y otorga confianza en uno mismo.

SHIVA

Shiva es el principio y tercera persona de la Trinidad hindú. Representa la energía masculina. Dios destructor y a la vez fecundador. Se le venera como supremo asceta, como señor del tiempo y de la muerte.

Está casado con Parvati diosa de la energía. Tiene un tercer ojo en mitad de la frente, símbolo de la omnisciencia. Viste un collar de cráneos y serpientes. Su arma es el trishûla o tridente. Se le suele representar por el linga o símbolo fálico que enfatiza su función fecundadora.

Shiva es quien convoca y a quien pertenece la magia, siendo el dueño del Tantra y el yoga, puente por el cual los humanos pueden llegar a una alta compresión de sí mismos y de los entes sublimes que los rodean.

Comprendemos a Shiva como una componente en una dualidad necesaria para que todo exista, la destrucción, descomposición y el caos, con la finalidad de encontrar la creación, el mantenimiento y el orden.

SAHASRARA CHAKRA

Sahasrara chakra está situado en la coronilla y es nuestra fuente de iluminación y conexión espiritual con todo lo que es. Es la conexión espiritual con nuestro yo superior, con cada ser en el planeta y en última instancia, con la energía divina que crea todo en el universo.

Si la energía de este chakra está equilibrada podrá conectarte con el estado de dicha energía que se asocia con el conocimiento absoluto o satchitananda.

El séptimo chakra proporciona la conexión energética necesaria para transcender la dualidad mundana que nos hace ver el mundo en términos de pares opuestos: nosotros mismos y los demás; objeto y sujeto, masculino y femenino.

Su apertura nos lleva al conocimiento pero no del tipo intelectual sino del que proviene del pensamiento cósmico, nos permite encontrarnos con la sensación de paz y serenidad que proviene del sabernos uno con todos lo otros seres, uno con la naturaleza, uno con lo universal e infinito.